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VIGILANCIA ACTIVA, CON O SIN SOPORTE

En este mes de septiembre, dedicado al cáncer de próstata (CP), exponemos un serio problema que se da en UNA estrategia de afrontamiento del mismo, estrategia que conocemos como vigilancia activa.

La vigilancia activa va en contra de todo lo que nos han aconsejado médicos y familiares a lo largo de los siglos: ¡elimina el cáncer de inmediato! Frase, por cierto, origen de muchos errores, a veces irreparables. Ello conlleva al principal problema, que suelen experimentar muchos de los pacientes con CP que elijan vigilancia activa: la ansiedad, el miedo a que la enfermedad evolucione mal y se haga agresiva.
Al mismo tiempo, muchos hombres temen el tratamiento activo del CP, porque se suele acompañar de serios efectos secundarios, muchos con afectación de las relaciones sexuales. Y ello es cierto tanto para la cirugía como para la radioterapia.
Pero en los últimos años ha surgido una alternativa, válida no para todos los casos, sino para aquellos que cumplen unas condiciones, que reiteraremos. Se trata de la vigilancia activa, que consiste, ¡oh maravilla!, en no tratar de entrada y solo hacerlo si la enfermedad evoluciona de un modo negativo. Es el avance más importante, quizás de todos los tiempos, para mantener la calidad de vida de muchos hombres con CP.

¿PARA QUIEN ESTÁ INDICADA?
Se puede entrar en esta estrategia si a usted le han diagnosticado un CP localizado y de baja agresividad que puede no necesitar tratamiento. Pero, y esto es lo esencial, con las mismas probabilidades en cuanto a supervivencia que si elige tratamiento activo (cirugía o radioterapia), y mucho mejores en cuanto a calidad de vida.
Repasemos las condiciones para ser candidato a vigilancia activa:
* PSA bajo, entre 10 y 15 ng/ml, según investigadores.
* Gleason grupo 1 y los del grupo 2 que cumplan el requisito en cuanto al número de cilindros o muestras de la biopsia inferior a 2 o 3 afectados (según protocolos) y/o con afectación en los mismos menor al 33% o al 50% (también según protocolos).
* TNM: T1 o T2
*Próstata no muy aumentada de tamaño
*Gammagrafía ósea y TAC abdominal negativos
*Test genómicos favorables.
*Y, muy importante, los propios deseos y puntos de vista del paciente sobre los riesgos del tratamiento activo: así como muchos pacientes, al saber que tienen CP desean ser tratados cuanto antes, no son pocos los que, al ser informados de los riesgos potenciales del tratamiento, prefieren no operarse ni irradiarse, sino es necesario. Estos  son los candidatos a la vigilancia activa.

Pero, pese a sus evidentes ventajas, la ansiedad es, lógicamente, una mala compañera de viaje. Los familiares y el propio enfermo, a veces los médicos, llevan a que muchos pacientes, que eligieron la vigilancia activa, la abandonen y eligen el tratamiento activo.

Tanto es así que en esta difícil disyuntiva, se dan dos circunstancias bien distintas: a) Pacientes que forman parte de un protocolo hospitalario. Con mayor frecuencia se mantienen dentro de la vigilancia activa y b) Pacientes fuera del protocolo; estos, en una gran proporción la abandonan.

Esto nos lleva a pensar que no podemos dejar en absoluto solo al paciente que elige la vigilancia activa. Necesita un soporte especializado para no caer en las garras de la ansiedad, que le martillean los oídos, recordándole que el cáncer está en su próstata y que se desarrollará un día u otro.

FEFOC reitera su soporte a estos pacientes. Nuestra psicóloga, doctora Estapé es una gran experta en cáncer de próstata y les enseñará a vencer la ansiedad y a transcurrir juntos el camino que lleva a una vida feliz, sin efectos secundarios generalmente irreversibles.

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