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Tabaco “sano” en las terrazas

Vas por la ciudad y paseas con tus nietos. La calle principal está llena de terrazas, ahora, por el frío, con paredes de plástico protectoras. En su interior se agolpan los fumadores. El tabaco, el perseguido tabaco, ha encontrado un nuevo santuario libre de desacuerdos. Porque, allí, los fumadores conscientes dejan de perjudicar a los fumadores pasivos, por lo menos aparentemente. Nuestras autoridades aprueban las terrazas para fumadores, la Sociedad aplaude. Pero, ¿qué está sucediendo en realidad?

¿Se ha conseguido lo que se pretendía, es decir, proteger a los fumadores pasivos? En parte sí, en parte, no. Porque todos los que ocupan las terrazas, que reúnen a fumadores y a no fumadores, se convierten en potenciales fumadores pasivos de sus entusiasmados vecinos, los fumadores.

Pero, además, damos carta blanca a los fumadores para que fumen cuanto quieran. En cierta manera, normalizamos el tabaco en unos espacios predeterminados. El fumador se intoxica y aumenta su riesgo de cánceres diversos y enfermedades cardíacas. Pero, dicen los sabios de nuestra sociedad, si fuma en la terraza, vale. ¿Qué es lo que vale? Que condenemos, con nuestra bendición, a unos seres drogadictos (el tabaco es una  de las peores drogas adictivas de la historia) a fumar abiertamente, sin sentimiento alguno de culpabilidad. En cierta manera toleramos el tabaco, no debe ser tan malo si se puede fumar en determinados recintos. Los niños y los jóvenes obtienen un claro ejemplo: el tabaco no es malo, solo hay que fumarlo en una terraza de un bar, al aire libre.

 

¿No estaremos asistiendo impávidos a una nueva táctica para normalizar el tabaco?  Las últimas cifras nos dicen que, solo en Catalunya, fuman 1.600.000 personas, pese a las campañas y a la educación en las escuelas.

Sabíamos que el tabaco era malo, pero ahora resulta que no lo debe ser tanto si se fuma en las terrazas de los bares.

 

Ahora se discute mucho acerca del número de terrazas que los Ayuntamientos deben permitir. ¿No conviene otro tipo de discusión? ¿Para qué las terrazas?

¿Para intoxicar y dar un pésimo ejemplo a los niños y jóvenes que nunca han fumado? Y a los que, en el colegio y en casa, se les dice acertadamente que no fumen, que no prueben siquiera un cigarrillo, que fumar mata…en todas partes, excepto por lo visto en las sacrosantas terrazas de los bares.

 

Tendremos que volvernos mojigatos y, cuando pasemos con nuestros menores ante una terraza repleta de fumadores, les taparemos los ojos como cuando en el siglo XIX se veía el retrato de una corista ligera de ropa.

 

Tendremos que avisar a las autoridades y recordarles que para estimular el desdichado hábito de fumar, las estrategias maquiavélicas son constantes.

 

Vaya aquí nuestro profundo respeto por  los fumadores, drogadictos víctimas de un mal hábito que acortará inexorablemente su esperanza de vida y la calidad de la misma. Pero, por favor, por vosotros, por vuestras parejas, por vuestros hijos y nietos, por la Sociedad toda, !!!dejad de fumar!!!….y también en las terrazas de los bares.

 

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