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¿Qué significa el diagnóstico de cáncer a nivel psico-social?
Hoy en día el diagnóstico de cáncer todavía significa un fuerte impacto para las personas que lo reciben y sus familiares. A pesar del aumento en el número de curaciones, el estigma de la palabra cáncer persiste en el subconsciente de la población, pues se asocia a dolor, sufrimiento, muerte, y, en algunos casos, a castigo inmerecido.
En general, las alteraciones más frecuentes en el paciente con cáncer son ansiedad y depresión, así como interrupción de la vida cotidiana, insomnio problemáticas laborales, sociales y sexuales.
¿Qué es ansiedad?
La ansiedad es una reacción normal del organismo ante hechos estresantes o situaciones de peligro o miedo. No obstante cuando es excesiva, se convierte en un problema e incluso en un serio trastorno que hay tratar. Consiste en miedo intenso, estado general de nerviosismo, y puede ir acompañado de alteraciones físicas como palpitaciones, molestias digestivas, sudoración excesiva, y tensión cervical. En el paciente con cáncer hay momentos de ansiedad como respuesta al diagnóstico, a lo que significa la palabra cáncer y al miedo por situaciones desconocidas y presuntamente desagradables. Por ello es normal que el paciente esté ansioso en los siguientes periodos: entre la detección de los primeros síntomas y el resultado de las pruebas médicas, ante el diagnóstico y entre éste y los primeros tratamientos (antes de la cirugía, antes de iniciar la quimioterapia). Una vez finalizado el tratamiento, y ante la primera visita de control, también puede haber niveles de ansiedad, y después ante pruebas y visitas de revisión.
¿Cuando hay que tratarla?
A la larga del proceso de la enfermedad, en general, el nivel de ansiedad debe ir descendiendo, a menos que haya situaciones puntuales, como pruebas médicas, sospecha de recaída….Si no es así, y la ansiedad persiste, convirtiéndose en algo molesto para el paciente, debe consultar con un profesional. También debe consultar si la ansiedad se convierte en algo grave como crisis de pánico, evitación de determinadas situaciones o fobia (por ejemplo a las agujas).
¿Qué es depresión?
La depresión es un estado de tristeza generalizado que tiene diversos grados. Puede ir acompañado de pérdida del apetito y energía, trastornos del sueño (por escaso o excesivo), incapacidad para disfrutar de actividades placenteras, disminución de la libido, ganas de llorar, pensamientos tristes (relacionados con la muerte) y falta de motivaciones. En el paciente con cáncer es frecuente pasar por estados depresivos, sobretodo después del diagnóstico, a mitad del tratamiento y, si existe la recaída.
Los tratamientos necesarios para el cáncer de mama pueden tener efectos (fatiga, cansancio, debilidad…) que pueden confundirse con la depresión, dificultándose el diagnóstico. Un profesional experto sabrá valorarlo, en caso necesario.
¿Cuando hay que tratarla?
Si esta depresión conlleva que el paciente esté encerrado en casa sin querer salir, no atiende a propuestas de actividades que antes le gustaban, tiene pensamientos muy negativos relacionados con el sentido de la vida, ganas intensas de morir e incluso deja de cuidarse en cuanto a su aspecto físico o higiene, debería consultar a un profesional, sobretodo si esta situación se alarga en el tiempo.
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¿Qué otras problemáticas puede padecer la paciente con cáncer de mama?
En el caso del cáncer de mama los efectos psicológicos se centran en aspectos propios de la autoimagen y autoestima femeninas, dado que es un tumor que aparece en un órgano tan esencial. La paciente puede sentirse menos atractiva y menos deseable. Pueden aparecer problemas funcionales, por las dificultades prácticas al querer ocultar la cicatriz, con lo que la paciente reduce sus actividades de ocio, como ir al gimnasio, piscina…. Pero también hay otras dificultades, muy importantes como son los cambios en las relaciones de pareja:
Relaciones familiares y de pareja
El cáncer de mama repercute directamente en las relaciones personales, tanto familiares como sociales. A nivel familiar, tiene un efecto especial en las relaciones de pareja. El cáncer puede suponer un obstáculo para la comunicación entre ambos miembros de la pareja. La paciente, a veces, se siente poco apoyada, o el apoyo que recibe no responde a sus expectativas. Puede sentirse sola, o, por el contrario, excesivamente protegida, cuando quiere empezar a ser autónoma, una vez superado el tratamiento. Por otra parte, en algunos casos, la pareja, en particular, y, a veces, la familia, en general, dan por terminado el tema de la enfermedad cuando ha acabado el tratamiento, y las primeras pruebas de control salen bien. Pero no hay que olvidar que, a nivel psicológico, la enferma puede continuar asustada y con miedos que necesite explicar. Es necesario darle lugar y espacio para que pueda hacerlo. De lo contrario, su curación no será total, falta el aspecto emocional. Si ve que en su entorno, o por parte de su pareja, no parece haber predisposición para oír hablar del cáncer, es necesario que busque la ayuda de un profesional.
RECUERDE: La confianza a veces hace que todos los miedos y angustia de la paciente se canalicen en forma de irritabilidad hacia los seres que tiene más próximos. No es contra ellos, es su forma de desahogarse!!! FEFOC TIENE UN PROGRAMA DE SOPORTE PARA FAMILIARES DE PACIENTES CON CÁNCER. PUEDE SER NECESARIO QUE SU FAMILIAR ACUDA A ESTOS GRUPOS PARA COMPARTIR EXPERIENCIAS Y RECIBIR EL CONSEJO DE UN PSICÓLOGO.
Relaciones sexuales
Las pacientes con cáncer de mama suelen sentirse menos atractivas y, a veces, pueden experimentar miedo al abandono. Por su parte, la pareja de la paciente se encuentra, a veces, incómodo, pues a menudo no sabe qué es lo que se espera de él. Puede intentar dar soporte, pero no sabe mucho como hacerlo, y, se encuentra, además, con que su mujer le observa “con lupa” para ver como actúa. La sensibilidad de la paciente a las reacciones de los demás aumenta con el cáncer, y su pareja no se libra de ello. Se da la paradoja de que puede sentirse afectada si el marido la mira al desnudarse, por si tiene sensaciones desagradables, pero también si no la mira, pues se siente rechazada. Todo esto obstaculiza la comunicación entre ambos, lo que puede generar una serie de malentendidos, si no se aclara a tiempo.
RECUERDE: Es muy importante dejar pasar el tiempo, y darse la oportunidad de hablar tranquilamente sin angustia ni sintiéndose presionado.
¿Qué pasa si no tenía pareja, y aparece la posibilidad de establecer una relación, una vez superado el cáncer? ¿Cómo actuar?
Una vez usted haya superado la enfermedad, debe intentar llevar una vida lo más normal posible. No es necesario que se “cuelgue” la etiqueta de enferma, sino de persona que ha pasado por un problema, como hay tantos en la vida. Usted debe decidir en cada momento a quién y qué es lo que quiere explicar. Su instinto le dirá si la persona que tiene delante es la adecuada, y puede comprender lo que le pasa. No se vea obligada a explicar enseguida su enfermedad, usted no es culpable de nada, no tiene que ir pidiendo disculpas. No obstante, tampoco le recomendamos esperar a situaciones límite, como la proximidad de relaciones sexuales. Pueden darse momentos desagradables o embarazosos, si su nueva pareja, no sabe nada. De todas maneras, como decimos, le recomendamos que sea usted misma, y que explique lo que crea a quien le parezca adecuado, en el momento oportuno.
¿Tienen que ver las reacciones psicológicas con el tipo de tratamiento?
Sí, sin duda. Todos los tratamientos para combatir el cáncer tienen sus efectos:
– Cirugía: la angustia ante el hecho de tener que sufrir una operación es algo universal, y difícil de superar. En cuanto al cáncer de mama, por suerte, cada vez más se puede evitar la extirpación de todo el pecho, pero aún en este caso, los efectos psicológicos existen. La tumorectomía reduce la probabilidad de que aparezcan problemas de autoimagen corporal, pero también se han hallado más niveles de angustia pues al haber pasado por una cirugía menos radical aumenta el miedo a que el cáncer reaparezca. Los temores propios de la situación quirúrgica son: miedo a la anestesia general (miedo a no despertar, miedo a no tolerarla), a perder el control de la situación…, a lo que pasará después, sobretodo cuando no se ha asegurado qué tipo de intervención se va a realizar. A pesar de todo, desde el punto de vista psicológico, la cirugía puede ser el tratamiento más aceptado, pues la paciente lo ve como un ´mal necesario´ para extirpar su tumor.
– Radioterapia: aunque parezca un tratamiento inocuo, tiene sus efectos, como el cansancio. También las pacientes se sienten más invadidas por la sensación de enfermedad, por el hecho de tener que acudir al hospital a diario, pueden experimentar miedo a las radiaciones, y, con muy baja frecuencia, fobia a la situación del tratamiento (miedo a estar solas, miedo a la maquinaria necesaria para llevar a cabo el tratamiento).
– Quimioterapia: sus repercusiones psicológicas se deben, en primer lugar a que este tratamiento es el más temido, en general, por todos los pacientes con cáncer. Como sabrá, hay diversos tipos de quimioterapia, con más o menos efectos en su calidad de vida, pero es difícil que no sea un tratamiento que no deje huella. La época del tratamiento es quizás la más difícil de sobrellevar, y puede iniciarse con elevados niveles de ansiedad, para, a medio tratamiento, empezar a aparecer más signos de depresión. Recuerde que el tratamiento es un obstáculo a superar para conseguir su meta: la curación.
– Hormonoterapia: puede conllevar cambios en el aspecto físico y en el humor. Por otra parte hay pacientes en quienes reduce la libido y reduce la lubricación vaginal. Por todo ello la mujer puede sentirse afectada, y, a veces, es difícil aceptar que se necesita un tratamiento por tanto tiempo. Por el contrario, hay enfermas que se sienten más seguras al estar recibiendo un tratamiento continuado.
– Al acabar el tratamiento puede aparecer la reacción de que sienta un cierto miedo a no estar bajo la supervisión médica tan estrecha con la que contó durante un tiempo. Empiezan las visitas de control, y, con ellas, otra fase de la enfermedad.
¿Cuando puedo empezar a llevar una vida normal?
Cuanto antes mejor. Mientras haya realizado el tratamiento quizás se haya alejado de su vida social o laboral. En la medida de lo posible debe recuperarlas. Si lleva a cabo sus actividades habituales de forma normal, también se sentirá normal. Debe volver a sentirse mujer y persona. Quizás pierda el interés por algunas cosas que hacía antes, pero lo sienta por cosas nuevas, a veces las pacientes experimentan cambios en su escala de valores. No se sorprenda de este cambio.
¿Qué es el síndrome de la espada de Damocles?
Es el síndrome más típico del paciente curado de cáncer, común a todos tipos. Es aquel según el cual, a pesar de intentar llevar una vida normal, siente sobre su cabeza una amenaza que le acompaña siempre, como si pendiera de un hilo, que puede aflojarse en cualquier momento y volverle a caer encima. Esta desagradable sensación se hace más patente ante momentos felices, en los que parece como si algo impidiera disfrutar plenamente de las cosas. Por otra parte, la espada de Damocles también se hace bien visible cuando se acercan pruebas médicas y visitas de control, con la angustia ante la espera de resultados.
¿Qué otras dificultades puedo hallar para reincorporarme a mi vida normal?
La paciente curada de cáncer de mama puede sufrir algún tipo de discriminación, frecuente también en otros tipos de cáncer. Una de ellas son las dificultades laborales. Antes las mujeres no trabajaban, por lo que este tipo de alteraciones no ocurrían. Pero ahora con la incorporación de la mujer al mercado laboral, y con el incremento de las posibilidades de curación, se ha creado un problema con el que se encuentran las mujeres que han sufrido cáncer de mama. Hay diversos tipos de discriminación laboral, como sufrir una disminución de la categoría laboral, dificultades para obtener permisos, así como bajas, o bien para tener una compensación económica del estado, en casos en que la enfermedad haya dejado secuelas físicas…..
Por otra parte, hay otros tipos de discriminación, por ejemplo al querer asegurarse en alguna mutua privada de seguros. Suelen haber reticencias por parte de la aseguradora para con la ex – paciente de cáncer (negarse a incluirla en la póliza, o aumentar su cuota…).
RECUERDE:
Ante cualquier situación de discriminación asesórese bien de sus derechos.
¿Debo explicar mi enfermedad a mis amigos o conocidos?
Usted debe decidir a quién, qué y cuando explicar su enfermedad. Siéntase libre de explicarlo a las personas a las que tenga sentido hacerlo. No se sienta forzada, pues se sentiría incómodo más adelante con esa persona, sobretodo si le hace preguntas que usted desea evitar. Además, el momento de explicarlo puede ser al cabo de seis meses o un año, o más, cuando haya pasado los peores momentos. También puede querer explicar aspectos parciales de la enfermedad.
A veces es positivo integrarse en un grupo de auto-ayuda formado por personas que han sufrido la misma enfermedad. ¡Pueden llegar a ser sus mejores amigos!!
¿Es mejor explicarlo a los niños?
Cuando la paciente tiene niños pequeños la situación se vuelve más complicada. Los niños captan cambios y, a veces sufren por ellos. Como es lógico todo depende de la edad de cada niño. No hay normas, aunque parece lógico que un niño pequeño se asuste ante la enfermedad de su madre, a veces sus peores fantasías pueden llevarles a imaginar hechos catastróficos. No creemos necesario explicar más de la cuenta, déjese llevar por sus preguntas. Y, sobretodo, hable con su maestro para explicarle la situación o, al menos, adviértale de la posibilidad de que el niño experimente algún cambio.
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