CONTRA LA CONTAMINACIÓN PERSONAL
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- 06/11/2021
- by Marketers Group
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El mes de noviembre está dedicado al cáncer de pulmón y con toda la razón del mundo ya que es el más letal de los cánceres. GLOBOCAN 2020 proporcionó una puesta al día con una visión mundial de la incidencia y mortalidad debida al cáncer. En el año 2020 se diagnosticaron 19,3 millones de casos nuevos de cáncer que, además, causó casi 10 millones de muertos. El cáncer más diagnosticado fue el de mama femenina, que ha sobrepasado al de pulmón, con 2,3 millones de casos de mama y una cifra parecida de pulmón. Pero este, el de pulmón, continuó siendo la primera causa de mortalidad por cáncer, con 1,8 millones.
Y año tras año presenciamos unas cifras de incidencia y mortalidades terribles. Lo que es más terrible aún es que, si bien en la mayoría de grandes cánceres (mama, colon y recto y próstata) poco sabemos acerca de sus causas, por lo que apenas cabe su prevención, en la mayoría de los cánceres de pulmón sí que la conocemos. EL TABAQUISMO.
Es cierto que las campañas contra el tabaco van teniendo efectos positivos, aunque lentamente. Pero ¿qué diríamos si supiéramos las causas de todos los cánceres y no las combatiéramos radicalmente? Es lo que hacemos con el tabaquismo.
El tema, por lo que se ve, es complicado. Si propones la prohibición de la venta del tabaco, enseguida te dicen: 1) Que la ley seca, respecto al alcohol en USA, quizás trajo más inconvenientes que beneficios. 2) Que el tabaco es legal y no puede prohibirse. 3) Que muchos fumadores son auténticos drogadictos al tabaco y no pueden evitar su uso.
Pero es que no se trata de prohibir el tabaco de hoy a mañana, de la típica manera que lo hacen algunos legisladores. Se trata de diseñar un plan, hay muchos diseñados, que contemple una profunda y continuada educación en los colegios contra el tabaco, el alcohol, la comida basura, la obesidad, el sedentarismo y la protección frente a la radiación solar. En una palabra, aplicar el Código Europeo contra el cáncer, que aprobamos en 1988, cuando uno de nosotros era miembro representante de España en el Comité de Expertos del programa de la Unión Europea “Europa contra el cáncer”. Los jefes de Estado y primeros ministros de la UE se involucraron profundamente en el plan (Miterrand, Craxi, Cavalco da Silva, Tactcher, Khol, González, etc). Nos reunimos con todos ellos y se desarrolló dicho plan desde 1986 al 2000, aunque, hay que reconocerlo, con un ritmo de interés político decreciente.
Debemos resucitar el espíritu inicial de Europa contra el cáncer. Diseñar un plan para 20 años, con gran énfasis en las escuelas, desarrollando programas que no culpabilicen, sino que expliquen y en los que todos vean claramente las ventajas sociales, económicas y personales de atender a las recomendaciones del plan. Además, y es esencial, hay que favorecer al máximo los programas y grupos de deshabituación al tabaco y al alcohol, a la comida basura y al sedentarismo, a la obesidad y al sol.
Ahora que reconocemos el daño que hacemos, mediante la contaminación, a nuestro planeta, debemos reconocer que nuestros hábitos de vida también forman parte de la contaminación.
Precisamos planes constructivos que olviden la inmediatez y busquen los resultados a medio y largo plazo. Pero hacer como hoy hacemos en general con la contaminación, es decir, nada, hacerlo con nuestros hábitos negativos se paga al precio de 10 millones de muertos al año, de incontable sufrimiento de los que se curan hasta conseguirlo, de un coste sanitario inasumible.
Por favor, volvamos a empezar. Con el Código Europeo contra el cáncer. Que por cierto, debemos decirles, oara acabar, que en una encuesta última de FEFOC nadie lo conoce.
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